miércoles, 2 de julio de 2008

Falta autocrítica en danza. El crítico de danza Emilio Rosales.


Por Dora Luz Haw


(2 julio 2008).- La Compañía Nacional de Danza (CND) es una agrupación que no ha crecido artísticamente y que no tiene una ruta estética arriesgada, advierte el crítico de danza Gustavo Emilio Rosales.

"Carece de autocrítica y de una dirección artística sólida, es muy complaciente" , dice el especialista quien considera que este cuerpo artístico se ha mantenido en un sitio cómodo abandonando el campo de la experimentación.

La agrupación creada en 1963, pasa momentos difíciles ya que 68 de sus 71 bailarines piden la destitución de su director, Dariusz Blajer, a quien acusan de discriminación y maltrato. Ex bailarines de esta compañía señalaron ayer a REFORMA que la "incompetencia" de Blajer la ha afectado artísticamente.

Actualmente los bailarines, apoyados por Grupos Artísticos de Bellas Artes, sostienen reuniones con las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes, a fin de plantear las problemáticas de la agrupación y tratar de encontrar soluciones.

"Es una compañía de poca inventiva. Cubre un expediente con dos o tres coreografías muy predecibles y a las que siempre se favorece y se da poco peso a las obras de repertorio", aprecia Rosales.

A diferencia del crítico, la ex directora de la CND, Patricia Aulestia, piensa que independientemente de las condiciones que vive actualmente el conjunto artístico, sigue siendo el mejor ballet de América Latina.

"Es muy doloroso que esté pasando esto, pero era fundamental llamar la atención sobre una agrupación que tiene un nivel artístico consolidado por muchos años de trabajo. Esto se llama patrimonio y hay que defenderlo", dice.

Destaca además que sigue abarrotando foros con programas que al público gustan mucho como el "Lago de los Cisnes" o "La Bella Durmiente", situación que a Rosales le parece "pobre y conservadora" .

"Se ha conformado con gustar a un público. Creo que se sobrevaloró. Es una compañía frágil, por eso me parece fundamental que los bailarines quieran decidir sobre su propio destino y ámbito de trabajo", dice Rosales.

Aulestia considera que las autoridades del INBA deben poner mucha atención en la problemática de la CND ya que dentro de las políticas culturales y educativas de los grandes países del mundo siempre se impulsan agrupaciones oficiales porque son una tarjeta de presentación fundamental para cada nación.

"Es indispensable tener un cuerpo de baile consistente, ya que el rigor técnico es cada vez más alto. Definitivamente creo que le ha faltado difusión. En México no sabemos reconocer lo que tenemos", indica.

Para la investigadora, el nivel de la CND sería mejor si se solventara una de sus principales carencias que es la falta de presupuesto. Ésta es una de las peticiones que sistemáticamente han realizado los diversos directivos de la agrupación, en varias generaciones.

Sin embargo, mientras la CND tiene un presupuesto de 12 millones de pesos, mientras que la Coordinación Nacional de Danza, que está al servicio de más de 900 agrupaciones independientes de todos los géneros que trabajan en el País, que realiza 25 festivales y es responsable de programas de enseñanza continua, cuenta sólo con 9 millones para 2008.

En opinión de Rosales su presencia es pertinente siempre y cuando no desequilibre el "ecosistema coreográfico" en México.

"Su presencia ha absorbido el presupuesto y los escaparates en detrimento de otros programas, principalmente me refiero al trabajo que realizan las compañías de danza contemporánea.

"Es fundamental que las autoridades se pregunten qué tipo de agrupación quieren, ya que la estabilidad, continuidad y permanencia en sí mismas no valen si no están acompañadas de un trabajo de investigación y un afán de renovación", dice.

Recuerda intentos esporádicos de renovación como el programa Hoy No Circula, con el que se invitaba a diversos coreógrafos contemporáneos a montar con la Compañía, iniciativa impulsada por la dirección de Cuauhtémoc Nájera, proyecto al que Blajer no dio continuidad.

El director de la revista DCO piensa que cuando las compañías estables comienzan a tener signos de envejecimiento se van anquilosando y desgastan su relación no sólo con los públicos, sino con la tradición misma.

"Sorprende que la cara amable de la danza mexicana, que la ha dado siempre la Compañía, esté pasando por esto, pero lo que se ve en los intersticios es que había mucha podredumbre que se tenía que ventilar", agrega el crítico.

Apoyo 'letal'

Que la CND sea apoyada por sindicatos del INBA puede ser perjudicial, alertan expertos.

La ex bailarina Laura Morelos duda que la favorezca, y piensa que llegó a ello por falta de alternativas. En cambio para el ex primer bailarín Jorge Vega, en la unidad está la fuerza.

El Ballet Estable del Teatro Colón se vino abajo al sindicalizarse: bajó su calidad porque no pueden conservar a un director más de seis meses, explica la investigadora Patricia Aulestia.

"Quizá pertenecer a los grupos sindicales les de el empuje necesario para manifestarse, pero es fundamental que se deslinden de cuestiones ulteriores a sus propios fines para que no se conviertan en un ariete de las causas sindicales", advierte Gustavo Emilio Rosales.

Así lo dijo

"El agotamiento de sus primeras figuras, que han salido de la agrupación ya sea porque han terminado su carrera o por otras razones, ha provocado que queden primeros bailarines que no tienen ese impulso y calidad artística".

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