miércoles, 15 de julio de 2009

Apuestan en España por niños más cultos y menos eruditos

Por: Carlos Rubio / Corresponsal

En la actualidad, la educación está experimentando una gigantesca transformación cuya repercusión en el profesorado está causando incomodidad y dudas acerca de su papel como autoridad en los procesos pedagógicos.

"Los profesores se están cuestionando su papel como referentes de los procesos educativos y ven con temor que el aprendizaje se horizontaliza, pero en realidad los estudiantes están demandando fundamentalmente que lo que aprendan tenga sentido", afirma el catedrático e investigador español Fernando Hernández, codirector del Centro Español de Estudios sobre el Cambio en la Cultura y la Educación (CECACE).

"Que la enseñanza tenga sentido no quiere decir ni que sea fácil ni nada por el estilo, sino sencillamente que les comprometa, y según nuestras investigaciones, si ello ocurre, a los estudiantes no les importa enfrentarse a textos o conocimientos difíciles, porque al conectar y poderlo proyectar mediante formas de alfabetismos visuales o utilizando nuevas competencias digitales, permitimos que los alumnos puedan apropiarse de los conocimientos de una manera que hasta ahora no se había dado", indica el investigador.

Hernández hace hincapié en una distinción: cómo han aprendido los profesores y cómo están aprendiendo los alumnos de hoy en día.

"Unos aprendieron a partir de un conocimiento basado en una información que se construía sobre certezas, por lo general sobre posiciones únicas; en cambio, los alumnos actuales se enfrentan con informaciones de un mismo fenómeno que pueden ser incluso contrapuestas y no dependen para acceder a ellas de que una persona se las dé, además de que viven en una atmósfera donde la autoridad no viene por el poder que se tiene sino por el reconocimiento que recibe", expone el catedrático.

En ese contexto, las relaciones pedagógicas se están replanteando, sugiere Hernández, quien manifiesta que esta nueva situación está produciendo en el profesorado moderno una desestabilizació n que les induce a achacar la culpa de esta situación a factores externos.

"Para muchos profesores los culpables de este cambio son los alumnos, las familias, las reformas educativas y en general toda la sociedad, cuando lo que se observa es que hay nuevas formas de aprender que permiten establecer otro tipo de relaciones, otra manera de enfrentar el conocimiento académico", señala.

La idea que se propone desde el CECACE y otras instancias a la vanguardia de la educación en España, es que se debe narrar con otro tipo de recursos y transitar por lo que llaman "alfabetismos múltiples", ya que, precisa Hernández, el conocimiento no tiene que ser sólo textual o numérico, sino que puede ser metafórico, visual, oral o corporal.

"Cuando uno transita y representa ese conocimiento, pasando por diferentes experiencias de representación, ese conocimiento se expande, se vincula y se relaciona", dice el investigador, quien agrega que el balance que hacen los alumnos que pueden recibir una enseñanza mediante estos nuevos medios, es que logran darse cuenta no sólo de que han conocido cosas nuevas, sino que esas cosas las pueden llevar a sus vidas, y les ha cambiado su forma de mirar y de mirarse.

"Y, sobre todo, les ha creado el deseo de continuar aprendiendo" , subraya Hernández.

En definitiva, el cambio que puede experimentar el alumnado con este nuevo enfoque pedagógico es una manera de hacer de ellos personas más cultas."Cultas en un nuevo sentido, porque hasta hace poco una persona culta se asociaba a alguien esencialmente erudito, una persona capaz de citar movimientos artísticos, lecturas o piezas musicales de memoria, lo cual no está mal y se valora positivamente, pero ahora nos damos cuenta de que esa erudición es sólo parte del proceso educativo, pues lo importante es, por ejemplo, que comiencen a leer para seguir leyendo, que se interesen por la filosofía, por la ciencia, por distintas materias aunque no vayan a especializarse forzosamente en alguna de ellas", explica el catedrático.

Lo importante de todo proceso educativo, resume Hernández, es que los alumnos puedan relacionarse con referentes para responder a aquellos problemas de investigación que se les planteen.

Una mirada cultural

Para Fernando Hernández, del Centro Español de Estudios sobre el Cambio en la Cultura y la Educación, hay una idea de la cultura visual, equivocada, que se ha focalizado mucho en los objetos, en las imágenes y en los medios.

"Ese no es en realidad el universo visual. En el caso de las nuevas corrientes pedagógicas, lo que llamamos cultura visual es aquello que se centra en la mirada y en los efectos de la mirada, pues entendemos que toda mirada es una mirada cultural y que aquello que miramos nos conforma en nuestra manera de normalizar el mundo. Desde esta perspectiva, lo que planteamos es cómo responder a esa conformidad de la mirada, porque para nosotros el tema no es aprender a mirar, sino aprender a reconocer los efectos de lo que miramos, de la ciencia al amor", expresa Hernández.

A juicio de este investigador, de lo que se trata es de poder cuestionar desde nuestra formación aquello que miramos, ya que en muchos casos se han levantado ante nosotros nuevas "religiones" apoyándose en un relato visual que tiene efectos a veces perversos.

"Esos relatos que se nos suministran se narran a través del cine, de la educación, de los medios de comunicación, sin que seamos capaces de cuestionarlos. Y de ello precisamente debe ocuparse la nueva pedagogía, por lo que los educadores, los profesores, deben estar abiertos e intentar dar a los alumnos elementos y eventos visuales para que duden, para que se conviertan en visualizadores activos con la capacidad de construir relatos alternativos y no sean sólo receptores de imágenes pasivos", puntualiza.

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