lunes, 14 de diciembre de 2009

Debemos devolver a sus raíces a la expresión del son jarocho: Honorio Robledo


El compositor Honorio Robledo está convencido de que el son jarocho debe volver a su cuna y sus raíces, como género musical que durante años sirvió de compañía durante la siembra y que trajo un rostro y una identidad a numerosas regiones.

"Lamentablemente entre los jaraneros se discute hoy cómo la migración ha afectado al son, porque los campos se encuentran vacíos a causa de que los jóvenes prefieren ir a Estados Unidos en busca de oportunidades. Cada vez se escuchan menos sones en los campos".

Producto de una investigación de más de cuatro años, lapso en el que rescató los sones del sotavento y grabó a agrupaciones de apartadas comunidades, Honorio Robledo presentó este domingo, en el Museo Nacional de Culturas Populares, el disco Senderos. Cumunidá Matanga.

Como un antiguo recopilador de cancioneros, Robledo inició el proyecto con la ayuda de un estudio portátil de grabación con el que se dio a la tarea de recorrer las diversas comunidades de Veracruz en busca de talentos.

"Fue una aventura a la que se fueron sumando músicos como Muna Zul, Chéjere, los Macuiles, Sonex. Con el tiempo se fue corriendo la voz y otros cantantes se involucraron. Un día el vocalista de Café Tacuba, Rubén Albarrán, me dijo que quería hacer unos coros y así fue como el disco cobró vuelo".

Afirmó que ante los retos que ha traído la globalización en cuanto a las fusiones sociales y culturales, el son representa una fuerza contenedora de la identidad de México y por ello debe difundirse entre las nuevas generaciones.

"Hay quienes afirman que hoy un gran porcentaje de nuestros jóvenes sólo escucha música en inglés, creo que se trata de un problema de difusión. Estoy seguro que en el son se encuentra toda una tradición que sí es difundida en los circuitos adecuados puede ganar cada día más adeptos, aunque hoy se cuentan por miles sus seguidores en todo el país".

No obstante, afirmó que en su recorrido por diversos lugares del sotavento se encontró con que el son jarocho es un movimiento en constante evolución que no puede limitarse a una sola técnica o grupo de instrumentos.

"Me encontré con toda clase de propuestas en las que había fusiones con otros géneros, incluso hay grupos que han incorporado elementos modernos a los sones, como el sintetizador o las guitarras eléctricas".

Comentó que de toda esa mezcla de estilos lo inspiraron para escribir las diversas bambas, fandanguitos, lloroncitas y cascabeles como Senderos, Desarraigado, Retirada, Danza del Tiempo, El milagro, Danza de pirata y Mañanitas para la Candelaria.

"Es un disco grabado con mucho corazón y que queremos compartir con los jóvenes", afirmó Robledo, quien comentó que durante la presentación de este domingo mostró el resultado de otro de sus oficios.

"Se trata del libro para niños de mi autoría, titulado Bemberecua, que se basa en la historia de el Son de la iguana. La idea es familiarizar a los pequeños con esta música a través de historias atractivas. Creo que el son debe seguir formando parte de nuestra vida nacional y por ello hay que sembrar la semilla en aquellos que tomarán la estafeta de este legado musical".

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