miércoles, 5 de mayo de 2010

Umalali, voces de alma para el alma que desentrañaron su sentir en tierras potosinas



Por: Roberto A. Valenciano Capín

Uno de los eventos que más me causó expectación, fue sin lugar a dudas, la presencia de esa voz que perdura a través del tiempo y el espacio, como es la cultura Garifuna que sin más extiende sus manos y su cosmovisión en parte de centroamérica, específicamente en Honduras, Belice y Guatemala, bajo la digna premisa del rescate de esta voz a través del proyecto Umalali-palabra que significa voz de mujeres en medio de Centroamerica en lengua garifuna-.
 
De ahí que para Desere Diego el ser garifuna es "una tradición natural, ya que pertenecemos a una parte de San Vicente, ya que nos repartieron en cuatro partes, unos quedaron en Honduras, otros en Belice, otros en Guatemala y otros en Nicaragua, de una parte de Nicaragua ya perdieron su lengua, de ahí que nosotros estamos tratando de hacer que nuestros niños y los demás no olvidamos los garifunas que nos dejaron nuestros ancestros y así no queremos que nuestros hijos no olviden nuestra comida, la lengua y el vestuario que tenemos".
 
De esta forma se conjuga con la sencillez de esas voces que calan hasta los huesos, siendo éstas que sin más se descarnan por su belleza misma, su pureza y esas voces hechas de tierra, labradas por la vida misma, donde también se sangran, sudan y lloran, claro sin dejar de celebrar y bailar.

Al tener como digno escenario la Plaza de Aranzazú en esta Décima edición del Festival de San Luis.



Al ser testigos de esta compaginación de canciones con mucho hálito de no solo estrujar el corazón, el alma, sino contarnos de sus devenires que conlleva el parto, la enfermedad, las inclemencias del tiempo y sin lugar a dudas las bendiciones que contrae la naturaleza, todo bajo las voces sonantes de Sofía Blanco, Desere Diego y Marcela Torres, originarias de Belice y Honduras, respectivamente.

En esta comunión vivencial nos ofrecieron con la suma sencillez que las distingue, con ese canto desgarrado en base de las raíces más profundas de su tierra y de su cultura, en compañía de una banda de músicos que afablemente cantaron y hasta bailaron bajo una fusión única de ritmos caribeños coloreados con punta, parranda, música africana como el yacunú y el xuxumba y esas pinceladas de un rudimentario blues.

Bajo la sonoridad de un tambor original garifuna, el Uno-primera y segunda voz, maraca y ser complementada con una guitarra segunda y el bajo.

Sin lugar a dudas, un homenaje póstumo al gestor e investigador de esta cultura garifuna, como es Andy Palacios, quien en los noventas hizo que el mundo remirará y pusiera los oídos en torno a esta cultura viva que se puede decir sin dudar que es poesía del alma para el alma.

Para Sofía Blanco, orgullosamente garifuna de Levingston Isabal de Guatemala, al comentar sentirse orgullosa de mostrar su cultura, su tradición. "Yo soy una mujer descendiente africana y estoy segura que en nuestra raza vale más que un pedazo de oro, pero eso es que le digo a mi gente que sigamos lo que nuestros ancestros nos dejaron y nos tomemos de la mano y, le sigamos dando vida y al mismo tiempo sembrarlo en nuestros hijos, porque eso es la base fundamental de nuestra vida".

Muy consciente de esa pérdida de cultura en relación con otras culturas, de ahí que es la razón de que buscan la manera de rescatar un poco de lo que se ha perdido: "Ah Dios gracias le damos a Andy-Palacios-el finado-que ya tiene dos años de haberse perdido, pero aún lo llevamos en el corazón, le damos gracias por el sacrifico que él tuvo durante veinte años que a la hora de la hora él no pudo aprovecharlo".
 
Al remarcar esta cantante y a la vez madre de familia que el Garifuna "canta por su sufrimiento, canta por su vida y por su vivencia, eso es lo que hace al garifuna. Por eso es que a veces cuando se escucha a uno lo siente".

Sin olvidar, claro esas partes alegres, en la cual bailan, cantan y hasta jalan al público a bailar y compartir esa energía con ellos.

Reconoce Blanco "lo que se ha perdido, para mí que se han perdido porque para nosotros los garifunas tenemos mucho, lo digo porque tenemos música que es de nuestro templo, es un templo sagrado que hay solo se hacen fiestas llamada Tiku a los difuntos; en donde se respeta y son fiestas en donde se canta otra clase de canciones y otro ritmo".

De ahí que desde su propia traducción del garifuna, como ellos lo dicen orgullosamente converge en su comida, su danza, su vestuario es todo lo que hace al garifuna.
 
Entre la gastronomía se encuentra -la Machuca- que se hace con plátanos verdes y se hace el caldo de leche de coco y pescado; tenemos -el Rice and Beans- que se hace con frijol colorado, arroz y leche de coco. Nuestras -Fritas- que se hace con bananos verdes, como uno lo quiera acompañar con pescado, con pollo.

Para finalizar recomendó a su gente garifuna que sea orgullosos de su cultura, "ya que garifunas somos hoy, mañana y siempre".

De esta forma, es una muestra de una forma de ver, sentir y acercarnos para aprender de esta cultura, sino más bien el replantearnos ¿Hasta donde nos sentimos orgullosos y comprometidos por respetar y conservar dentro de este rico mosaicos de culturas vivas que tenemos en nuestro país?.

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