lunes, 20 de febrero de 2012

Desde hace años vuelan de puntas y pisan con pie de plomo los escenarios internacionales. Bailarines mexicanos



Por: Alida Piñón/El Universal.

Desde hace años vuelan de puntas y pisan con pie de plomo los escenarios internacionales de Estados Unidos, Europa, África y América Latina.

Los bailarines mexicanos después de obtener una sólida formación en su país han emigrado en busca de lo que aquí no encontraron: oportunidades de trabajo, crecimiento artístico, aplausos y reconocimiento.

Una vez que cruzan las fronteras, las trayectorias que forjan con mérito propio se vuelven casi un misterio en México por una carencia de políticas culturales, por ignorancia de las instituciones, desinterés de los investigadores especializados en esta disciplina, falta de espacios para que los propios ejecutantes den a conocer sus trayectorias, entre otras causas.

El próximo 20 de febrero volverá al país la mexicana Elisa Carillo para brindar una gala en el Palacio de Bellas Artes, puertas que se le abrieron mucho tiempo después de que en Europa la reconocieran como uno de los mejores talentos del momento, incluso en Alemania en donde es primera bailarina del ballet de la Ópera de Berlín, fue recientemente enlistada en las 50 figuras más prominentes por sus aportes a la cultura de ese país.

La crítica y gremio de la danza ha celebrado el suceso y el regreso triunfal de la mexiquense, pero su éxito y su exposición en medios ha abierto la discusión sobre la necesidad de saldar la deuda pendiente que se tiene con el resto de los bailarines que enriquecen el trabajo de compañías que van de Estados Unidos a Europa.

Esfuerzos en este sentido sí se han dado, dos de ellos son los que encabezan el crítico de danza César Delgado a través del proyecto permanente Diccionario biográfico de la danza mexicana, y de la maestra e investigadora Rocío Barraza, creadora del sitio de Internet danzadance.org, una red internacional de promoción y difusión de la danza y artes escénicas.

En entrevista con EL UNIVERSAL, los especialistas abundan sobre los ejecutantes de trayectoria internacional.

"El panorama de los bailarines en el extranjero es alentador, rico y diverso, algo que nos hace sentir orgullosos pero que nos obliga a pensar que se han ido porque en México no encontraron las oportunidades que sí tuvieron en otros países", explica el crítico César Delgado.

La efervescencia de los bailarines -agrega- se ha dado desde hace varios años. "Siempre los ha habido, ahora es más notorio por los niveles que han alcanzado y por la gran cantidad, pero en México no lo sabemos por un problema serio de política cultural, las instituciones no han puesto atención a lo que está pasando. Por ejemplo, el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (CENIDI-Danza) debería tener un trabajo que diera cuenta de esto pero no existe, lo que refleja que es un centro alejado del medio dancístico mexicano", lamenta.

Barraza, quien ha sido maestra de figuras como Humberto Montero, primer solista de The South African Ballet Theatre, encontró en Internet y en las redes sociales las herramientas idóneas para crear una suerte de mapa virtual que permita ubicar dónde se encuentran los talentos mexicanos.

Hasta ahora, el hallazgo, dice, ha sido sorprendente, hay al menos una veintena de ellos en compañías profesionales. "No hablamos de compañías amateur, sino realmente de agrupaciones internacionales con importancia en sus respectivos países e incluso en la historia de la danza. No ha sido fácil encontrarlos porque se pierde el vínculo, porque ellos se concentran en sus carreras y después no saben a dónde hacer llegar sus currículos".

"Tener un banco de datos que nos dé información precisa no es una cuestión de orgullo nacional, sino un esfuerzo que aportará a la construcción de un capítulo importante de la danza nacional, porque todos tuvieron una formación en escuelas mexicanas ya sea del INBA o particulares", explica la maestra con más de 25 años de labor en el INBA y quien además ha sido jurado y asesora de exámenes profesionales a nivel medio superior y licenciatura.

Añade que al conocer las trayectorias también se enriquecería el esfuerzo de los alumnos mexicanos. "Viridiana Hernández estuvo becada en La Haya y trabajo con Jiri Killian, un gran coreógrafo; regresó a México por varias razones y para pagar su beca quería montar una obra en una escuela pero no la dejaron porque la gente no sabía quién era ella. Por eso es urgente ubicarlos, entablar contacto y forjar un contacto por el bien de todo, de la danza, de los propios alumnos, de las escuelas", advierte.

Las figuras

De acuerdo con la maestra Rocío Barraza, en el pasado han destacado figuras como Lupe Serrano, egresada de la Escuela Nacional de Danza, quien tuvo una larga y destacada carrera internacional; en la primera década del siglo XX fue primera bailarina del American Ballet Theatre y actualmente se desempeña como maestra en esa agrupación.

G u i l l e r m o Keys - A re n a s (1928-2006) fue un personaje importante dentro del desarrollo de la danza de Australia, con una amplia trayectoria en otras latitudes. Fernando Schaffenburg. también estuvo en el American Ballet Theatre e hizo comedia musical. Así como Elena Carter, quien fue primera bailarina en el New Zealand Ballet y en el Dance Theatre of Harlem.

"Los que dicen que Elisa Carrillo e Isaac Hernández son los primeros en ubicarse en el mundo están equivocados. Hay toda una historia de mexicanos desde hace mucho tiempo; entre los casos más recientes está Jaime Vargas, que fue bailarín principal en el Royal Winnipeg Ballet, hace poco se retiró pero ahora da clases; Edwin Mota, en el NYC Ballet y Javier Torres, bailarín,maestro y coreógrafo en el National Finnish Ballet, entre otros.

Hace tiempo, Domingo Rubio fue nombrado por el D a n ce M a ga z i n e como uno de los 25 bailarines a seguir por su gran talento, ahora está en el California Ballet Company de San Diego,señala Rocío Barraza.

La nueva camada.

Además de Elisa Carrillo y los hermanos Isaac Hernádez, bailarín del San Francisco Ballet, y Esteban Hernández, estudiante del Royal Ballet de Londres, actualmente brillan con luz propia Luisa Díaz, primera bailarina del Bejart Ballet Lausanne desde 2000; Roberto Lara está en Les Ballets Trockadero de Monte Carlo; Selene Guerrero- Trujillo, en el National Ballet of Canada; Leslie Fuentes es solista con el Ballet Nacional de Ecuador; Javier Peña, bailarín en el Ballet de la Ópera de Berlín.

La lista parece interminable. Barraza también suma a Katia Carranza, bailarina principal del Miami City Ballet; Luis Gabriel Zaragoza, bailarín y coreógrafo en el Sokolow Theater Dance Ensamble and Harmony Group, quien recientemente recibió una buena crítica en el New York Times; Ana Paula Oropeza, quien después de estar en Ballet de Monterrey, ahora se encuentra en Kamea Dance Companyen Be'Er Sheva, en Hadarom, Israel. Víctor Treviño, director artístico de Les Ballets Grandiva; Anaís Bueno es miembro del Stuttgart Ballet.

"Si sumáramos a los de danza contemporánea con jóvenes como Erick Montes o a los de danza española, la lista de mexicanos en el extranjero sería más amplia", dice.

¿Porqué hay una efervescencia?, se le pregunta a César Delgado. " Porque hay buenos maestros. Las condiciones de trabajo desfavorables en las que trabajan, muchas veces con directores que no cumplen con su cometido, son una realidad pero hay muchos maestros que realmente están entregados y todos estos jóvenes han demostrado que México sí forma bailarines no sólo en escuelas como la Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, también en academias al interior del país, por ejemplo Anís Bueno, quien estuvo en Stuttgart y se formó en Veracruz", dice.

Por su parte, Barraza señala: "El mérito es de ellos, pero sí puedo decir que en México hay gente muy entregada a la enseñanza".

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