sábado, 19 de mayo de 2012

Tres retratos de La Poni



Michael K. Schuessler: “Mi mamita mexicana”

Conocí a Elena Poniatowska en 1990, cuando yo fui alumno de posgrado en la Universidad de California, en Los Ángeles, y ella tan generosa fue a escucharme hablar de su estrambótica tía Guadalupe, Pita Amor, ella me buscó y me dijo: “Es muy interesante lo que estás haciendo, ven a mi casa en México porque yo entrevisté a mi tía muchas veces en los años 50, es mi tía”; al verano siguiente fui, para mi total sorpresa me recibió y me hizo pasar a su estudio, me dijo: “Tú puedes ver todos estos álbumes donde tengo los recortes de mis entrevistas” y luego se dio cuenta de que iba a llegar tarde a una presentación y dijo: “nada más cierra la puerta cuando salgas”.

Me impresionó muchísimo porque apenas la había conocido, ese es un ejemplo de su generosidad, así que podemos decir que en ese proceso de revisar, de ver todos esos recortes desde 1953, cuando publicó en Excélsior, yo no podía creer que alguien hubiera escrito nada sobre ella y en ese contexto yo me di cuenta de que sería un proyecto muy viable dedicar mi siguiente libro a ella; me acuerdo que en la presentación del libro de Pita, con Pita presente echando pestes a todo el mundo, se mencionó mi libro y ella se sorprendió porque ella es muy modesta, pero me dio este acceso a su vida y ha sido como mi mamita mexicana, así le digo de vez en cuando, yo la quiero mucho como persona, como ser humano, la veo con frecuencia, platicamos y siempre aprendo algo de ella y no solamente cómo hacer un reportaje, un perfil o esa novela que todavía no escribo, sino también sobre el arte de ser humano, que es impresionante como ella navega la fama, que le estén llamando todos los días a todas horas y siempre dice que sí, porque es un defecto cardenal que tiene, que no puede decir que no. Toda esa enseñanza yo espero haberla absorbido y que me haya hecho una mejor persona, en ese sentido estoy totalmente agradecido con Elena Poniatowska, yo no sería la misma persona si no la hubiera yo conocido en UCLA, hace 22 años.

Juan Villoro: "Ella sabe que no hay pregunta tonta"

He tenido la suerte de viajar con Elena Poniatowska, es una gran compañera de viaje, sumamente divertida, es la persona que mejor sabe hacer preguntas en México; con una aparente inocencia descifra las personalidades más complicadas y peligrosas, ella sabe que no hay pregunta tonta; Elena, que es una mujer culta y sumamente inteligente, finge una gran ingenuidad para que la gente le diga todo, dicen: "Al cabo que estoy con un ángel de la guarda, puedo confesar todo", así ha obtenido informaciones valiosísimas de muchísimas personas.

Hace radiografías de los demás y esto se debe a que le interesan mucho los demás. Creo que el núcleo básico del periodismo es interesarse en los otros, porque a diferencia de la ficción, en el periodismo tú necesitas que sean los demás los que se expliquen y te digan sus razones, tú vas a buscar lo que le pasó a gente distinta a ti y Elena tiene este acto de generosidad extraordinario de poder encontrar a esas personas, respetarlas, establecer empatía con ellas para que le digan sus secretos.

Yo mismo creo que le he contado más cosas de lo que me conviene y ha sido muy prudente y nos las ha escrito. Es alguien a quien conoces y de inmediato te dan ganas de contarle todo, lleva dentro de sí una extraordinaria capacidad ética, de tratar de decir siempre lo que vale la pena para los lectores sin un afán deliberado de perjudicar a nadie. Así la he visto viajar por todas partes y en situaciones muy adversas de cansancio, malas dietas, enfermedades; mantiene siempre su sonrisa emblemática y su buen humor.

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