lunes, 11 de marzo de 2013

Horacio Franco traspasa fronteras



El  flautista Horacio Franco, que se define como mexicano y “ciudadano del mundo”, reivindicó una música sin limitaciones de fronteras o de siglos en un concierto en la Sala de Música de la Ciudad Prohibida de Pekín en la que combinó el barroco de Vivaldi y Bach con el pop de los Beatles.
“La música no hay que entenderla. O se siente o no se siente”, afirmó Franco, al recordar que es un “lenguaje universal, lo traemos desde que estamos en la matriz”.
“Es un lenguaje muy ancestral, que hace que finalmente no tenga limitaciones”, pues a través del oído “tu sensibilidad es la que decide si existe afinidad, si te dice algo o no te dice nada”, explica el flautista.
Como ejemplo, cita la Opera de Pekín, que ha podido escuchar en México: “Me parece que cantan de manera a veces muy artificial y no entiendo ni jota de lo que dicen, pero me llama mucho la atención la manera en la que expresan los sentimientos, que son los mismos que tenemos tú y yo: amor, odio, ira, rencor, religiosidad, concupiscencia… Pero lo expresan de manera diferente”.
Así, él busca trascender los encasillamientos y explorar todas las posibilidades que ofrece su instrumento, mediante un repertorio que incluye a los Beatles de Liverpool, al alemán Johannes Bach o al italiano Antonio Vivaldi.
Y también abarca la música clásica de todas las épocas, incluyendo la colonial latinoamericana, la música tradicional y la música popular, no sólo de Occidente, sino también de otras culturas tan diferentes como la india, la china o la japonesa.
En esta ocasión, ante el público pequinés muy joven, Franco  abordó con pasión y un magistral dominio técnico temas como el “Eleanor Rigby” de Lennon y McCartney o la “Sonata en Mi menor, BWV 1034”, de Bach.

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