domingo, 21 de julio de 2013

Aaltokoski, la elocuencia de un cuerpo en movimiento


Fotos: Francisco Acosta.

En homenaje a Eduardo López Lemus +

Por: Roberto A. Valenciano Capín

Después de la pirotecnia dancística de bienvenida a esta fiesta de la danza propuesta por la compañía koreana Kim Bock Hee. Pone sus cabales asientos, la plena investigación del movimiento propuesta por el maestro, bailarín y coreógrafo finlandés, Alpo Aaltokoski y su compañía en este Coloso de Villerías.
 
En este segundo día de esta XXXIII edición del Festival Internacional de danza contemporánea Lila López.
 
Al ofrecer en esta noche dos piezas: El Mago-  Magican- y Together (2010), ambas piezas creaciones del Mtro. Aaltokoski.
 

Una primera obra nos remonta a ese sugestivo e interesante caleidoscopio a partir de esta exploración desde su propia cartografía a través de un lenguaje con una fuerte consonancia de interesantes matices sensoriales, una depurada calidad interpretativa, expresiva, de gran fluidez y fuerza, en momentos bajo el tono minimalista, como se comentara acertadamente, pareciera que flotara en momentos.

Un ejercicio dancístico que llenó este gran foro de invocar o invitar a convivir con todos estos elementos convocados desde su propia naturaleza, a través de toda una serie de entretejidos de metáforas en movimiento,  bien logradas y  dejarse envolver-se en los sonidos de sus cuerpos, cada gesto, cada músculo, cada dedo del pie tuvo algo que contar; tener la fortuna de estar cercanos a la realidad del movimiento que su interprete  creó y  siempre bajo el talante de estar construyendo y reinventando su lenguaje de  movimiento.
 

En contraparte, Together,  plantea el como afrontar no solo las rupturas en la vida, esa búsquedas cotidianas y permanentes en una relación humana, ahora refleja en este escenario en dos bailarines, para detentar en este abrumador y en momentos esquizofrénico momentos, situaciones que retratan sobre el dolor, la soledad, la nostalgia y la imposibilidad del encuentro no solo amoroso sino dentro de una entidad social y, solamente estar a la altura de lo único que existe para ellos: el presente.


El jugar mucho con la frágil línea entre la ternura y la brutalidad de estos tiempos, fueron los puntos de esta fuerte y sostenida dramaturgia de movimiento, aunado a la contundencia, desquiciantes repeticiones a pesar de un lenguaje fluido, denso y contundente, aunado a la gran dramaturgia de iluminación confluyeron en esta travesía en donde  “El cuerpo grita lo que el alma calla”, dirá la Lispector en su momento.

Sencillamente, Un acto de iniciación a este encuentro amoroso en donde se hace infaliblemente en co-participe de este hecho dancístico, en donde esta seriación expuesta te impregne del movimiento del bailarín y salga de ahí con preguntas, o idealmente respuestas, sobre lo que pasó con el cuerpo, lo que el otro le dijo en su movimiento. 

Por lo tanto, Aaltokoski, es simplemente la elocuencia de un cuerpo en movimiento.

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