domingo, 29 de junio de 2014

El jazz se moldea en cada presentación, afirma Gary Burton

 
 
Por: Xavier Quirarte
 
Gary Burton, uno de los innovadores del vibráfono en el jazz, declaraba hace algunos años: “Hay algunas cosillas por las que tengo la esperanza de ser reconocido como pionero. Una es mi forma de tocar con cuatro baquetas; otra, es el inicio de lo que primero se llamó jazz rock en 1967, cuando formé mi primera banda, que después se volvió jazz fusión en los años setenta”.
 
El vibrafonista, que también se ha acercado al tango y hasta a la música country, y ha adaptado su estilo cristalino a propuestas de músicos como Chick Corea —con quien ha trabajado en muchas ocasiones—, Carla Bley, Eddie Daniels o Pat Metheny, dice en entrevista por correo electrónico que hace tiempo “solía pensar que mi papel en el nuevo jazz de fines de los sesenta estaba poco reconocido. Pero en años recientes he visto que se menciona más y más la contribución de mi banda a la fusión del jazz con el rock, así que me siento bastante bien”.
 
El músico, que participará en el Encuentro de Jazz en Jalisco 2014, organizado por Tónica, ha dicho que los pianistas fueron muy importantes en la formación de su estilo, especialmente Bill Evans. También ha tenido que ver, de manera muy importante, “el tipo de piezas que he tocado a lo largo de los años y los compositores que por lo que he abogado: Carla Bley, Steve Swallow, Keith Jarrett, Chick Corea, Pat Metheny, Julian Lage, etcétera”.
 
El vibrafonista fue designado Mejor Instrumentista de Baquetas del Año por la Asociación de Periodistas de Jazz, y su autobiografía, Learning to Listen: The Jazz Journey of Gary Burton, figuró como El Mejor Libro del Año, arriba de obras sobre Duke Ellington y Charlie Parker. El premio, afirma, “me sorprendió totalmente. Leí el libro de Terry Teachout, Duke: A Life of Duke Ellington, y es maravilloso. También hubiera esperado que los escritores profesionales hubieran decidido honrar a alguien de su propia profesión, en lugar de a un forastero como yo. Este premio realmente significa mucho para mí”.
 
El jazz ha reflejado mucho la sociedad en la que se desarrolla, pero ¿no siente usted que este contacto se ha diluido en años recientes?
No creo. Pienso que el jazz, debido a que es música improvisada, es propenso a estar al corriente de las tendencias sociales. Si algo se compone en 1950, es relevante en 1950, aunque el año sea ahora, 2014. Pero cuando tocas un nuevo solo cada noche, tiene que reflejar, al menos en cierto grado, lo que es el mundo ese mismo día.
 
¿Qué les exige a sus músicos?
Yo espero un alto de nivel de talento de mis músicos y busco especialmente aquellos que tengan su voz individual y su propio estilo. Para mí es invaluable lo que obtengo de los músicos: me desafían, me empujan y me deleitan. Ellos aportan el elemento de la sorpresa. Yo le llamo la imprevisibilidad de la juventud.
 
¿Cuál es para usted el valor social de la música improvisada?
El valor social de la música improvisada es que es moldeada, en cada presentación, para el público que escucha ese día en particular, dándole de inmediato más contenido y comunicación. Esa es la diferencia prominente entre el jazz y otras formas de música.
 
Gary Burton se presentará el sábado 5 de julio a las seis de la tarde en el Instituto Cultural Cabañas de Guadalajara.

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