domingo, 28 de diciembre de 2014

Aun estancada, la industria editorial publica y vende más

 
 
Por: Jesús Alejo Santiago
 
Cada año, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) prepara un documento para conocer el estado del libro en un periodo determinado, aunque al público en general solo se dan a conocer los principales indicadores de la Actividad Editorial del Sector Privado en México, el cual suele medirse con un año de retraso: se acaba 2014, por ejemplo, y las cifras oficiales pertenecen a lo que sucedió en 2013.
 
 
Todo ello debido al interés de los editores privados por ofrecer un panorama lo más completo posible de lo que sucede en la cadena del libro, en el cual ya cuenta con una frase que se ha vuelto recurrente en los últimos años: el sector se encuentra estancado, lo que de acuerdo con José Ignacio Echeverría, presidente de la Caniem, se debe a la misma situación por la que atraviesa el país.
 
 
“El problema principal de la industria editorial es el estancamiento de la economía en general. Lamentablemente, en los últimos tres años nuestra economía ha crecido muy poco, por debajo de lo prometido, y para ninguno es un secreto que uno de los objetos más prescindibles es el libro: no podemos dejar de comprar comida o ropa, pagar renta, pero los libros quedan en un cajón y cuando hay dinero disponible se compran y si no, no se compran.”
 
 
Entre los principales datos que contiene el informe, destacó que la producción editorial en 2013 fue de 340 millones de ejemplares, de los cuales el sector privado produjo 145.7 millones; los títulos representaron alrededor de 30 mil 600 títulos, lo que representó un incremento de 27 por ciento respecto a 2012.
 
 
En ese periodo se comercializaron más de 151 mil títulos, lo que representa un crecimiento de 10 por ciento respecto a 2012, mientras en valor de facturación de ediciones impresas casi se llega a los 10 mil 900 millones de pesos, una variación de 4.6 por ciento entre 2012 y 2013; además, se logró una facturación de ediciones digitales de alrededor de 19 millones de pesos.
 
Economía mexicana
 
 
Los principales indicadores de la Actividad Editorial del Sector Privado en México se generaron a partir de las respuestas de 220 editores privados que respondieron a la encuesta planteada por la Caniem, en la que no figuran editoriales como el Fondo de Cultura Económica, la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), o la Dirección General de Publicaciones de la UNAM, como tampoco se encuentran las cifras de los sellos independientes.
 
 
En términos del estudio preparado por la Caniem —cuentan con un documento mucho más completo al que pueden acceder los integrantes de la Cámara—, durante 2013 la tendencia con mayor venta fue la educación básica, que acumuló 45 y 44 por ciento de la facturación y los ejemplares, respectivamente; le siguen los libros de enseñanza del inglés, que generaron 13 por ciento de la facturación, las dos temáticas representan 60 por ciento de los ejemplares vendidos y 59 por ciento de la facturación, y en estas se encuentran incluidos las ediciones para el programa de texto gratuito de la secundaria y para el programa nacional de inglés de la educación básica.
 
 
“El futuro del libro en México depende de la economía, pero la Cámara ha tomado una posición más proactiva y buscamos impulsar mucho más las compras de bibliotecas, tanto las generales como las salas de lectura del Conaculta, y en especial los programas de Bibliotecas Escolares y de Aula, que han venido disminuyendo de manera drástica los últimos años: en 2002 se gastaba 33 pesos por alumno, en 2014 cinco pesos con 40 centavos”, destacó José Ignacio Echeverría.
 
El presidente de la Caniem aseguró que el gran discurso que hay del fomento a la lectura se queda en un limbo, “porque será muy difícil lograr que los muchachos lean si no se les da instrumentos para que lo hagan”.
Ley en el limbo
Una de las principales preocupaciones de la Caniem se refiere a la Ley para el Fomento de la Lectura y el Libro, cuyas acciones no parecen haber incidido en el desarrollo de la industria, al grado que la Comisión de Cultura del Senado ya trabaja en una serie de adecuaciones que apuestan por hacerla más operativa.
“Lamentablemente lo que más ha llamado la atención es lo del precio único, que no es lo mismo al precio fijo, cuando la ley tiene ocho objetivos que son muy importante: podemos tener una parte del precio único muy operativo, en la que todos los editores y los libreros la respeten, a partir de sanciones, pero si no hay un mercado, eso no va a dar origen a un crecimiento de la industria editorial y ese mercado se va a lograr solo a través del fomento a la lectura”, a decir del representante de los editores privados, José Ignacio Echeverría.
Como Cámara de la industria editorial se interesa por todos los objetivos de la ley, aunque sin la promoción de la lectura, la formación
de profesionales o de mediadores de lectura… de libreros, “va a ser muy complicado”.
“No hay industria en el mundo que no esté apoyada en las compras del Estado para las bibliotecas, tanto las públicas como las escolares”, insistió José Ignacio Echeverría.

No hay comentarios: