lunes, 23 de marzo de 2015

El ‘revival’ de los zombis en las letras mexicanas

 
Por: Eugenia Coppel.
   
Raquel Castro y Rafael Villegas se conocieron en una charla sobre zombis en la que ambos eran ponentes: hablaron sobre los zombis en la literatura, en el cine, en los cómics. La discusión entre los dos escritores continuó cuando ya se había ido el público. Intercambiaron nombres de sus autores favoritos y se preguntaron qué había pasado con los zombis en la tradición cultural de México.

 
"A mi me hubiera encantado leer un cuento de zombis de Arreola o de Borges", dice ahora Castro (México, 1976), escritora y periodista. Lo que hicieron, en aquel entonces, fue convocar a 18 autores mexicanos para que integrasen al zombi en una narración corta. Así surgió Festín de muertos, la antología de relatos que coordinaron Castro y Villegas y que se acaba de publicar en la colección El lado oscuro, de Océano.
 
 
Ahí escriben Bernardo Esquinca, Alberto Chimal, Cecilia Eudave, Bernardo Fernández Bef, Karen Chacek, Luis Jorge Boone, César Silva Márquez, Norma Lazo, entre otros. "Les pedimos que utilizaron al zombi como una herramienta, cada uno desde su propio universo, su estilo y sus intereses", explica el narrador e historiador Rafael Villegas (Tepic, 1981).

 
Y los coordinadores pidieron, también, que los escritores se tomaran en serio la tarea: "Podían ser cuentos de humor o ironía, pero no parodia", dice Castro. "Porque ya estuvo bueno de esta falta de autoestima nacional que nos hace pensar que las buenas historias solo pueden ocurrir en Estados Unidos. Queríamos tomar el tema y llevarlo hasta sus últimas consecuencias”
   
─¿Y a todo esto, cómo definen a un zombi?
─Todavía no hay una obra que fije la figura del zombi, hay muchas variaciones─ dice Raquel─. Nosotros nos deslindamos del zombi haitiano, que es un zombi vudú. Lo entendemos como el muerto que vuelve a la vida por un motivo claro o no claro: puede ser radiación, un virus, porque se conjuntaron las estrellas…
 
─Ya si son rápidos, lentos, listos o tontos, o si comen cerebros, no nos importa mucho─ interrumpe Rafael.
 
─Los zombis carecen de voluntad y atacan en enjambre.

Del cine a la literatura

La definición se amplía en la introducción que escribieron ambos para el libro de relatos: el zombi moderno es una criatura cinematográfica, "nacionalizado estadunidense pero de padres haitianos"; un ser que "se volvió global y multimedia".
 
Sus orígenes se remontan a principios del siglo pasado, cuando Estados Unidos invadió Haití en 1915. "Los rituales de origen africano de ese país se convirtieron en material de historias morbosas y terribles que poco a poco fueron cruzando el mar y fascinando a los estadunidenses".
 
Pero la que se considera su fuente más directa es La noche de los muertos vivientes (1968), de George A. Romero, una película que su vez tomó inspiración de otras obras como la novela Soy leyenda (1954) de Richard Matheson y la cinta de culto Carnaval de las almas (1962), de Herk Harvey.
 
 
En el cine mexicano, dicen Castro y Villegas, el zombi también se hizo un lugar. "Se volvió un personaje recurrente, aunque siempre como extra: nunca era el gran enemigo a vencer, sino sólo el lacayo del brujo o del científico desquiciado a quien el Santo o Blue Demon debían enfrentar", se lee en la introducción de la antología.
 
 
Zombis que no escapan a la realidad
 
 
  
 
               




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