domingo, 30 de agosto de 2015

"Música para la destruccion" del laboratorio intedisciplinario Caja Negra



Fotos: Cortesía de Carlos Garrigós

Por: Roberto A. Valenciano Capín

Sustentado en un ejercicio interdisciplinario se presento en esta corta temporada "Música para la destrucción" en las instalaciones del Museo del Ferrocarril "Jesús García Corona".

Un trabajo que invita indudablemente a romper esquemas y buscar sentirte participe o aludido en estas disquisiciones  en cuanto a esta confrontación de estar o solo ser espectador, gracias a lo propuesto por este proyecto sustentado en el Laboratorio Interdisciplinario Caja Negra, en esta ocasión bajo la dirección de Carlos Duque.


Indudablemente el asistir a las funciones propuestas por  el Laboratorio Interdisciplinar Caja Negra es prioritario porque representa el conjuntar el trabajo y esta solidaridad en cuanto a la creación ahora en esta total independencia o naufragio institucional,  entre los que integran ahora integran este proyecto, conformado por Lisa Roux,  Miguel Martínez, Meztli, Ximena González, J. Miguel  Rivera, Federico Chairez y Carlos Luque. Así como la participación especial de la bailarina  Diana Zavala y de Carlos Garrigós en cuanto al videoarte.
 
Una propuesta en donde convergen la danza, el performance, la instalación y el teatro físico, de esta manera confluir en cuatro estadios entorno a esta demostración de estos detonantes: estos umbrales en torno a esta auto-destrucción o esta posible conversión a través del concientizar  y a la vez provocar a través de nuestra corporalidad sin olvidar este entorno social en que vivimos.
 
Da inicio, son llevados los espectadores a lo que es una bodega/taller de herrería, en donde nos encontramos con un cocinero que corta incesantemente unas calabazas, mientras vocaliza  y es desdoblado su otra realidad con esta permanente tarea de perturbarlo y  a la vez generar por tanto esta concomitante identidad.
 
Con esta provocadora imagen de una violenta pero poética inmersión de una persona a una tina de agua, en donde a contraluz das cuenta de que puedes ser parte de esta violencia, o simplemente dar voz a  aquellos invisibles que han sido  victima de este tipo de sumisión consciente o inconsciente.
 


De ahí a este otro umbral, en donde te vuelves participe del proceso de esta suspensión de un cuerpo,  mientras es balanceada, has sido invitado con antelación ante este sutil susurro de que si prefieres destapado o tapado, dependiendo de tu elección caminas entre esta suspensión y te encaminan  a un tercer umbral, en donde una pareja desencadena una serie de  situaciones: Dependencia/apego/ independencia.

Entre el estruendo de estas lámparas que debilitan esas voces que claman o injurian la mismísima bravura de su debilidad.
 
Para después ser  intervenidos el espectador con  una sombría imagen que camina entre los pasillos de este vagón de ferrocarril y quien carga entre sus manos un cuchillo.

Después llevarnos a esta escena en donde yacen tres cuerpos en uno de los pasillos de lo que fue en su momento esta estación de ferrocarril y son intervenidos por esta sombría imagen.
 
Un ejercicio interdisciplinario interesante, arriesgado a pesar de tomar estas situaciones concurrentes a partir de lo extremadamente cotidiano, pero que logran romper en momentos y darle este matiz y sentido buscado u anhelado, para así  provocar y hasta inquirir en esta sensación de incomodidad o simplemente remitirte a esta lectura que conllevara al espectador a diferentes modos de reacción y respuestas infinitas como se lo permitan.

Más no así es logrado en su totalidad, al platicar con el detonador de esta misma acto escénico, Carlos Duque, quien comento que es una propuesta en proceso, aun así destacó tanto el trabajo y el esfuerzo de quienes integran este proyecto.

Un trabajo que se une a este invaluable espacio generado en detonar proyectos  que están haciendo ruido y por consiguiente, enriquecen en mucho, el panorama de la creación interdisciplinaria que se esta creando en San Luis Potosí.

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