martes, 18 de agosto de 2015

Propuesta de declaración desde la danza sobre el asesinato de Nadia Vera, Yesenia Quiroz, Simone, Alejandra y Rubén Espinosa

 


 
 Por Javier Contreras Villaseñor  
Para Shantí, hermano
La danza es una apuesta por la vida enunciada desde la conmovedora y conmovible densidad de la persona corporal. Densidad digna que nos pide respeto y cuidado. Quienes danzamos sabemos que ese respeto y ese cuidado no son negociables, ni eludibles. En el mejor sentido de la palabra, son sagrados. Por eso, entre otras muchas cosas, nos escandalizan y duelen la ejecución, tortura y violación de nuestro compañero y nuestras compañeras, nuestros hermanos. Los poderosos –institucionales o ilegales o en oscuro contubernio- se pintaron a sí mismos con sus acciones brutales. No hay un gramo de luz en sus hechos. Se están convirtiendo en asfixia de la nación, en pesadilla cotidiana para ciudadanas y ciudadanos. Herederos de una larga tradición de abusos, racismo, coloniaje, clasismo, ignorancia y machismo, los principales sectores del grupo político dominante de nuestro país están evidenciando su esencial naturaleza depredadora, ésa que han producido por siglos, y que ahora, en su articulación con el capitalismo delincuencial, está quizás llegando a su punto más bajo, más turbio, más inhumano. Y el estado de Veracruz parece un ejemplo nítido de ese modelo de dominación que resulta de la articulación entre sectores de un gobierno autoritario, el capitalismo delincuencial y grupos empresariales. En el fondo, ése es el presente de “modernidad” que ese grupo político dominante nos ofrece. En realidad, no puede otra cosa. Por eso es ya social e históricamente prescindible. Puede intentar ocultarse tras ropajes pretendidamente democráticos pero nada puede ocultar su profunda naturaleza autoritaria. Para decirlo en términos gramscianos ya no puede constituir un bloque histórico, pues su legitimidad hace agua por todas partes. Y en su soberbia y desesperación (y en sus muchos intereses, compromisos, corruptelas y ganancias), ese grupo político no quiere que se haga la mínima mención de su fracaso ético, social, humanitario, económico, civilizatorio. Ese grupo y su “proyecto modernizador” (incluidas sus así llamadas reformas estructurales) son un enorme fraude histórico. Por eso este grupo político-delictivo no puede aceptar que la prensa libre lo desenmascare o que la solidaridad de los ciudadanos y ciudadanas en lucha construya otra civilidad afincada en la justicia y la esperanza, en el rostro que mira con transparencia al otro, en el abrazo y el tacto que sostienen cuidadosa y amorosamente al otro. Pero así como su oscuridad es innegable, existen otros Méxicos luminosos, solidarios, fraternales y soridarios. A ese México irrenunciable pertenecían, pertenecen, nuestros hermano y hermanas asesinados, a esa historia continuada de construcción de la digna casa común pertenecen tantos y tantas que no olvidan a sus muertos, a sus desaparecidos, a sus prisioneros, a sus tantos y tantas maltratados por un modelo político al que valientemente enfrentan porque serán todo menos resignadas y resignados. Ahí están Atenco, Ostula, Ayotzinapa, las comunidades zapatistas, Xochicuatla, los trabajadores del SME, las madres que buscan a sus hijas, las dignas Doñas, las comunidades en resistencia contra la voracidad de los megaproyectos, los defensores de derechos humanos, los periodistas libres,los maestros, los artistas, los trabajadores y trabajadoras que hacen posible que nuestro país exista y persista a pesar de quienes quieren hundirlo y ahogarlo en sangre y silencio. Todos ellos y ellas ponen el cuerpo, ese corporeidad digna que merece y exige respeto. No lo olvidamos. Como bailarines y bailarinas que cantan y celebran la vida seguiremos comprometidos con la chispa de dignidad irrenunciable que a todos y todas ilumina. Sabemos que otros mundos verdaderamente son posibles y en su cultivo nos empeñamos.
 
 ¡Justicia para él y las ofendidos y sus familias!
¡Castigo para los autores materiales e intelectuales de los asesinatos!
¡No a la persecución y la impunidad!
¡No al silencio!!

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