martes, 29 de marzo de 2016

Puntual concierto de guitarra ofreció el Mtro. Simone Ianarelli en el Octavo Festival de Música Libre

Fotos: Cortesía del Centro de las Artes San Luis Potosí
Por: Roberto A. Valenciano Capín
Indudablemente uno de los secretos por lo que la música no cansa nunca, es porque  esta escrito con tal brillantez y propulsada no solo por su propia naturaleza,  sino también por  esta profusión de texturas y sensaciones. Al  ser  expuestos en estos dos últimos conciertos de esta octava edición del Festival de Música Libre del CEART SLP.


Como antesala  se presentó  el joven guitarrista potosino Martin Guerra, a pesar de  su nerviosismo ofreció con buen talante la transcripción para guitarra del Preludio No. 1 para chello solo de Johann Sebastian Bach, el Estudio  No. 6 de Heitor Villalobos y Danzas características de Leo Brouwer.

 
Prosiguió el recital de guitarra que ofreció  el Mtro.  Simone Ianarelli,  integrado por obra de su creación, sustentada  bajo la venia del  minimalismo,  de esta manera desplegarse esta  rica  almagama de paisajes sonoros,  llenos de estas texturas que nos remite de  ipso facto a este desdoblamiento de esta plasticidad  y estos ambientes llenos de estos momentos intimistas gracias a esta transparencia sonora,  sin hacer dejo de la dificultad técnica/interpretativa. De esta manera, lograr no solamente  trasladar  sino fomentar esta empatía/complicidad conjunta con el escucha- público- que se dio en muy buena cita en esta tarde de invierno potosino.



Por su parte, Ianarelli ofrecio un programa transitado conjuntamente, gracias a las siguientes obras: - Italian Coffe, de donde se desprenden estos alientos de -una tarde de lluvia con café-, - Ritorno (sulla via del caffe), - L´ultimo caffe insienne- y América Coffe-, así como la -canción para Beatriz-, - Canzone d`Autonno-, -Tango on the clouds-, -Three "Miles" Sketches-,  - Retratos de Colima- y concluir con su Tribute to Keith Jarret.


El también compositor definió sus obras sustentadas bajo esta diversidad en cuanto a la utilización de lenguajes. En esta ocasión con este lenguaje minimalista, "trate bajo el objetivo de usar menos elementos, pocas notas y pocas ideas seleccionadas para poder transmitir   esta cosa profunda".



En cuanto a la búsqueda de esta complicidad musical comento "claramente uno compone lo que le gusta y por supuesto siempre espera que a la gente le agrade y tenga un contacto emocional quien lo esta escuchando".



Hablamos de composiciones más de sensaciones que de emociones, al acotar que ambas" porque son difícil de clasificar según sea la percepción del escucha, porque muchas veces no lo puede uno saber".



De ahí que al también al graduado en honores del Conservatorio A. Casella y actualmente catedrático de guitarra clásica en el Instituto Universitario de Bellas Artes  de la Universidad de Colima, le gusta contar historias, al decirse que es más bueno contándolas con música que platicando," lo padre es que no esta definida en una historia literaria sino es más abierta, más libre y muy palpable".



En cuanto a este reconfiguración del arte guitarrístico comento que actualmente hay un gran movimiento, "muchos compositores nuevos y es un instrumento muy proyectado al futuro".



Sobre su actual exploración, comentó que acaba de escribir un concierto para guitarra y orquesta  que se estreno el año pasado en España, "también me gusta explorar la guitarra con otros instrumentos,  a veces con un lenguaje más complejos, pero que  siempre lleve un sentido de bello adentro también".



Se dice que el orden de los factores no altera el resultado final, es lo que se  suscitó en el concierto que dio por concluido esta octava edición de este Festival de Música Libre, concertada por el dúo Landeros-Murillo, quienes ofrecieron un programa integrado por dos excelsas sonatas; la sonata para chelo y piano Op.40 en re menor del compositor ruso Dimiri Shostakovich y  la Sonata para chello y piano No. 1 Op.38 en mi menor del compositor alemán Johannes Brahms.


Un enriquecedor concierto ofrecido por  la pianista Teresa López  Landeros y el violoncellista Benjamín Murillo, quienes hicieron generaron esta conversación plena entre instrumentos, así como este equilibrio sonoro aderezado con esta excelente muestra tanto de la nitidez de las tesituras, timbres, intensidades demarcadas en ambas obras.

De esta manera concluyo satisfactoriamente este edición que busca darle otra opciones musicales a los alumnos así como a la comunidad potosina, así como todo este protocolo oficial,  al contar con la presencia de funcionarios, maestros, alumnos de dicha institución formativa y público en general.

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