martes, 24 de mayo de 2016

El primer bailarín mexicano en la Ópera de París




Su nombre es Isaac Hernández y desde muy temprana edad comenzó a bailar bajo la influencia de sus padres, quienes fueron bailarines de ballet profesional. Hoy es considerado como el primer mexicano en bailar con el teatro Mariinsky y la Ópera de París.



Muchos no toman una decisión sobre el rumbo de su vida hasta después de la universidad, sin embargo, Isaac se considera muy afortunado de haber sabido desde pequeño lo que quería hacer con su vida, “así le puedo dedicar toda mi juventud a lo que me hace feliz”, comentó a Forbes Life.



Isaac comenzó su carrera participando en las competencias nacionales, lo cual lo llevó a competir en el Youth America Grand Prix (YAGP) en Nueva York, la competencia de ballet más grande del mundo.



“Tenía tan sólo 12 años de edad. Gané la medalla de oro y Grand Prix. Fue a raíz de eso que me ofrecieron becas para las cinco escuelas más importantes de mundo: Ópera de Paris, Royal Ballet, en Rusia, Nueva York y Alemania, etcétera. Yo escogí tomar la beca de The Rock School for Dance Education en Philadelphia”, comentó el bailarín de origen tapatío.



¿Qué implica ser un bailarín profesional y a su vez, saborear el éxito?



La disciplina y constancia podrían ser las mejores características que definan la profesión de un bailarín, de las cuales Isaac no está excluido. Él asegura que “la única manera de que funcione a la perfección es trabajándolo seis días a la semana, con jornadas  de trabajo físico intenso de hasta ocho horas, a veces más.”



Pero no todo se reduce a un riguroso entrenamiento, también hay que tomar en cuenta: “la confianza en tus posibilidades y valor.” Un día normal en la vida de este joven promesa comienza cuando despierta entre las 8:00 y 8:30  horas, después hace el café y se prepara para acudir a clase a las 10:15, de ahí siguen los ensayos y termina el día a las 18:30 horas. Sin embargo, cuando tiene funciones termina alrededor de las 23:00 horas. “Trabajamos de lunes a sábado”, cuenta Isaac, asegurando que los domingos los disfruta mucho, escucho LP’S, lee el periódico y le alcanza el tiempo para ir al club de Jazz 606.




Respecto al sabor del triunfo, afirmó que todo es el resultado del trabajo, siendo el éxito “la dulzura de la recompensa”, aunque sabe “que todo lo que hoy es, mañana deja de ser” y todo lo que esto conlleva.



“Me siento feliz de haber hecho historia en mi país, al ser el primer mexicano en conquistar escenarios como lo es el Mariinsky Theatre en San Petersburgo y la Opera de Paris, los cuales cuentan con producciones completas. Haber ganado la única medalla de oro de México en las Olimpiadas del Ballet, que pasan cada  cuatro años en Jackson Mississippi, también me llena de satisfacción pues fue el resultado del trabajo incansable” , puntualiza Hernández.



Una de las piezas que se le ha dificultado ejecutar fue Romeo y Julieta, por la interpretación de Romeo en el escenario. No obstante, ante este desafío Isaac nunca se ha rendido, ya que ha descubierto que el cuerpo es capaz de sorprender, a tal grado de otorgar “posibilidades creativas extraordinarias”, como él las define.



Aun cuando la carrera de Isaac Hernández está en la cúspide y parece precipitado pensar en su retiro, al principal exponente mexicano de la danza actualmente le gustaría regresar a vivir a su país, porque considera que “México es un país hermoso con gente muy buena y amable y sólo ahí me siento como en casa.”

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