sábado, 21 de mayo de 2016

Gladiola Orozco, vida heróica por la danza



Orozco fundó el Ballet Independiente en 1966, y el Ballet Teatro del Espacio en 1977. Foto: Notimex/Archivo


Por: Rosario Manzanos


Para Gladiola Orozco el verdadero oxígeno que le permite vivir está en el servicio a los demás. Un tanto melancólica y tímida, es firme en su filiación hacia la izquierda. Contundente sentencia en entrevista conExcélsior: “Mi fuerza, mi energía está en tratar de hacer posible lo imposible. No podemos vivir con los brazos cruzados.”



La energética Orozco será reconocida este domingo, en la 3a edición de En Movimiento. Joven Talento Mexicano, que se realiza en la UNAM, por su loable trayectoria artística que incluye la fundación del Ballet Independiente (BI) en 1966 y del Ballet Teatro del Espacio (BTE) en 1977, por su propuesta dancística llamada “coreodrama” y sus enseñanzas y asesorías pedagógicas impartidas en México, Cuba y otros países.



La artista dice que está viviendo una nueva perspectiva existencial: “Después de la muerte del maestro (Michel) Descombey —fallecido a los 81 años el 5 de diciembre de 2011— quedé muy triste, muy inútil. El maestro decía ‘la vejez es el naufragio’, tal vez tenía razón pero yo creo que en el ayudar a que las cosas mejoren —y con ello no me refiero sólo al arte sino a la calidad de vida en general— se encuentra la razón para seguir en el mundo.”



Orozco cuenta que de niña y adolescente era un tanto taciturna y melancólica. Su “salvación” fue la danza a la que llegó gracias a su familia, de orientación izquierdista, y de la mano de Guillermina Bravo, fundadora del Ballet Nacional de México, compañía en la que se formó y de la que fue parte hasta que fundó con Raúl Flores Canelo el BI.



“Cuando encontré la danza encontré mis deseos de vivir. Mis padres eran militantes en el Partido Comunista Mexicano, eran muy inquietos. Mi hermano conocía a Carlos Sánchez Cárdenas, esposo de Guillermina. Mi familia era de soñadores, mis padres me inculcaron el amor a México y la importancia y el orgullo de ser mexicanos.



“Tuve la oportunidad de ver a Lola Bravo —hermana de Guillermina— bailando y actuando en lo que se llamaba “paradas” y que eran protestas políticas con un cierto perfil artístico en contra del gobierno de Miguel Alemán. Nosotros que éramos más jóvenes hacíamos ‘pegas’ por las noches, salíamos y llenábamos de propaganda las calles.



“Eran tiempos más seguros, si lo hubiese hecho en esta época de seguro me desaparecerían y asesinarían como lo hacen con los jóvenes que desean oponerse al régimen político actual. Fui educada desde la izquierda y así me voy a morir. Nunca pensé que el futuro fuese a ser lo que es.”


El Ballet Teatro del Espacio



Gladiola Orozco y Michel Descombey crearon el BTE como un lugar único para la creación, enseñanza y difusión de la danza. Transformaron un estacionamiento en un espacio escénico; Descombey lo construyó con sus propias manos y lo habilitó, junto con Orozco, como un escenario profesional.



Sin embargo desde 1998 el INBA le congeló el subsidio. No hubo forma de llegar a un arreglo. Al final, ni Consuelo Sáizar, presidenta de Conaculta ni Teresa Vicencio, directora del INBA, los recibieron.



Desencajado, Descombey clausuró su proyecto —uno de los más importantes de la historia de la danza mexicana— en septiembre de 2009. Michel y Gladiola desmontaron toda la maquinaria teatral, la instalación eléctrica y la duela. Carmen Bojórquez, coordinadora nacional de Danza del INBA,  tampoco metió las manos para conservar el espacio escénico.




Orozco dice que el golpe fue terrible para ambos, en particular para Descombey; ella tenía el consuelo de saber que habían logrado construir un proyecto artístico sin parangón y construir un sueño inigualable: “Creo que hicimos un acto heroico por nosotros y por la danza mexicana. Y luego nos tocó ver cómo era tan fácil destruir todo lo logrado. Vivir la adversidad de la ignorancia. Lamento no haber podido impedir que se cerrara la compañía, lamento que no logré salvar el Ballet Teatro del Espacio; la adversidad fue más fuerte.”




A pesar de todo, Orozco sobrevivió: “Se acabo el BTE, se fue mi gran amor, mi compañero de vida, pero nació otra Gladiola. No obstante, no admito que se borre la historia. En un libro, que está por aparecer muy pronto, están los documentos del BTE, su historia, su lucha. Ese servicio, insisto, es mi oxígeno. Véame con el animo abajo, con la angustia de sentirme sola sin el maestro. Pero todo se transforma en una voluntad de ir más lejos y preservar todo lo que hicimos”.



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