sábado, 25 de junio de 2016

Recrean pasos de Rulfo en proyectos turísticos




Por: Adriana  Luna



“San Gabriel sale de la niebla húmedo de rocío. Las nubes de la noche durmieron sobre el pueblo buscando el calor de la gente. Ahora está por salir el sol y la niebla se levanta despacio, enrollando su sábana, dejando hebras blancas encima de los tejados”, así describió Juan Rulfo, En la madrugada (en El llano en llamas) la tierra donde creció.




La belleza del llano y la magnífica montaña se mezclan en la literatura rulfiana. Para refrendar eso, autoridades federales, estatales y municipales trabajan en la primera ruta cultural que existirá en México y que será conformada por los caminos de Rulfo. Comprenderá 62 km al sur de Jalisco e incluye tres municipios: Sayula, San Gabriel y Tuxcacuesco. Sólo faltaría un lugar para completar el escenario que inspiró al escritor, Tonaya, pueblito situado en la Sierra de Amula.




Esta ruta institucionalizará una agenda cultural permanente que ofrecerá a los visitantes la experiencia única de seguir los pasos del autor y conocer los paisajes que describe en sus novelas, al tiempo que disfruta de la gastronomía de la región y sus tradiciones.




La familia Rulfo llegó a Sayula a finales del siglo XVIII. El bisabuelo era de España. En la región aún vive parte de su familia. Juan Rulfo nació en Apulco (en Tuxcacuesco), pasó sus primeros años de vida en Sayula, luego se trasladó a San Gabriel para estudiar en el colegio Josefino. A sus 12 años llegó a Guadalajara para continuar sus estudios en el Instituto José Silva, dejó la capital tapatía porque una huelga le impidió inscribirse en la Universidad, así que partió con rumbo a la Ciudad de México, pero no pudo entrar a la escuela y truncó sus estudios. En esa etapa comenzó a escribir.




“En el cuento Nos han dado la tierra, Rulfo dice: ‘para qué me diste esta tierra chiclosa que no da nada’. Queremos que sea la cultura el polo de desarrollo económico diferente a la agricultura. Estamos tratando que la cultura sea un detonante”, comentó César Augusto Rodríguez, alcalde de San Gabriel. El municipio de Sayula planea terminar, en cuatro meses, el museo llamado El Páramo.




“Un museo que es un proyecto ambicioso. Será un centro cultural. El Páramo se llamará y será construido en una superficie de dos mil 300 metros y con una construcción de 340 metros. Será un espacio que albergará actividades culturales. Vamos a exponer la obra de Rulfo, sus libros y fotografía. Vamos a tener talleres de literatura, de teatro para que los habitantes del municipio se interesen”, externó el alcalde de Sayula, Jorge Campos Aguilar.




Por su parte, el presidente municipal de Tuxcacuesco, José Guadalupe Fletes, señaló que se cuenta ya con el Museo Juan Rulfo (que abrió sus puertas en la pasada administración).




“La Hacienda donde nació Rulfo es de los monjes, ellos tienen muchos objetos artesanales, es un atractivo (turístico). Contamos con la belleza de un río muy visitado. Él nació en Apulco, municipio de Tuxcacuesco, no duró mucho ahí; vivió en Sayula y San Gabriel parte de su niñez. En su adolescencia estuvo en Tuxcacuesco y escribió El llano en llamas y por los paisajes te identificas de inmediato”.



En estos pueblos las personas suelen salir a la calle a platicar con sus vecinos durante las tardes, se viven las fiestas tradicionales, hay campesinos que celebran las cosechas.



La ruta aportaría a los lectores y a los turistas “el universo rulfiano, los contrastes entre las tierras áridas y las altas, los pueblos tradicionales que él describe en su obra. Sayula es una ciudad más grande y colonial que se fundó en 1546 a diferencia de las que habla Rulfo. Apulco y San Pedro Tuxín eran haciendas, ahora son rancherías o pueblos pequeños, pero sigue el mismo ambiente y es muy parecida la forma de vida que Rulfo describe. La gente se va a encontrar el cuadro que inspiro a Rulfo, está en el sur de Jalisco; conocerlo es adentrarse a la profundidad de su obra”, explicó Rodrigo Sánchez Sosa, experto rulfiano.




Oriundos conocen poco a Rulfo

En Apulco, lugar de nacimiento de Rulfo, aún se lucha contra el analfabetismo. Es una de las pocas zonas donde ni siquiera el 1% de la población cuenta con computadora e internet. Incluso en San Gabriel, Sayula y Tuxcacuesco se calcula que sólo dos de cada diez habitantes ha leído la obra rulfiana, aunque prácticamente todos saben que es oriundo de la región y han convivido durante décadas con sus familiares.




“La mayoría de la gente en el sur de Jalisco desconoce la obra de Rulfo, su novela es compleja. Es más accesible su colección de cuentos (El llano en llamas). La gente está alejada de Rulfo, lee poco, es gente de pueblo. No hay familiaridad con sus libros o fotos. Hay que acercar a la gente y hacerla consciente del valor que dejó Rulfo para ellos. Ellos se van a reconocer en su obra”, comentó en entrevista Sánchez Sosa.




Sayula ha iniciado ciclos de lectura para que las personas sentadas en las esquinas, en los barrios o en las plazas públicas abracen la obra rulfiana.




“Está resultando. La gente se identifica con los relatos, se dan cuenta de que están hablando de ellos. Ha sido una experiencia muy enriquecedora. Hay una delegación que se llama El Reparo,  delegación de Sayula, viven unas 600 personas, fueron a leerles El llano en llamas y la gente estaba impresionada. Y cuando estaban leyendo el cuento pasó una procesión, llevaban a un muerto a enterrar. Fue un gran impacto ver cómo maneja Rulfo la muerte”, añadió.




El investigador del universo rulfiano confiesa que lo enigmático del escritor jalisciense es lo que más captura su atención: “usamos mucho los silencios, pero Rulfo lo lleva más allá, a un enigma muy propio”.




Juan Rulfo era muy estricto con su escritura; destruyó mucha de su obra. “Al final de su vida quiso escribir una (obra) que se llamaría Por cordilleras, no le gustó y la destruyó. Pero con lo que publicó subió al Olimpo. Fue de Sayula al Olimpo, no necesitaba decir más”.



Cuidan patrimonio

El Consejo Regulador de Tequila, con la experiencia que tiene en la Ruta del Tequila, funge hoy como gestor en este proyecto, asesorando a los artesanos en los registros de productos y la creación de marcas, certificando todo ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).



En Tuxcacuesco, por ejemplo, esta ruta cultural podría significar el desarrollo económico del municipio, ya que se produce mucha artesanía. Ahí no hay restaurantes sino fondas donde se sirve birria. “Detonar una marca sería impresionante”, reconoció su alcalde, José Guadalupe Fletes.



En Sayula es tradicional la cajeta. En San Gabriel hay producción de frutos en conserva y de una bebida conocida como La Faustina, preparada con mezcal y mezclada con cítricos; lo que se busca es que todas estén registradas y certificadas.



La Secretaría de Cultura trabaja en la protección del patrimonio inmaterial relacionado con las tradiciones de la región. En Tuxcacuesco se intenta proteger un polígono del paisaje mezcalero. En cuestión de infraestructura todos los accesos viales deberán respetar la región.



El centro histórico de San Gabriel está en remodelación con la ayuda de especialistas de la Universidad de Colima para que no pierda su riqueza arquitectónica colonial, destacada en pasajes de Rulfo.



La familia

En las próximas semanas se espera formalizar la integración de la familia Rulfo al proyecto formando un consejo que transparente los planes de la Ruta Cultural y garantice su continuidad y desarrollo.



 “Vamos a exponerles el proyecto para que nos den su aval. Sabemos que la familia, con todo el derecho, guarda celosamente su nombre para que no se manosee en términos económicos y tampoco se desprestigie la figura del escritor. Tratamos de cuidar que sea la literatura, a través de nuestros pueblos, algo tangible y no sólo el factor económico”, dijo el alcalde de San Gabriel.



“Debemos tener la total anuencia de la familia, sus hijos y la Fundación Juan Rulfo para poder utilizar el nombre en este proyecto... Todos debemos unirnos. En cada lugar Rulfo nos heredó algo: en Sayula su familia se refugió y se dice que por eso él nació ahí. En San Gabriel está la cimiente de su literatura, su formación primaria con los libros que el padre resguardó en su casa, a cinco metros de la sacristía. También tenemos el lugar donde estudió”, agregó Augusto Rodríguez.

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