viernes, 30 de junio de 2017

Baryshnikov vuelve a escena; dará vida a Nijinsky



Autor: EFE


Mijaíl Baryshnikov admitió ayer que le preocupa seriamente su salud mental, tema sobre el que reflexiona en la obra Letter to a man, que narra el viaje al infierno de la esquizofrenia del bailarín ruso Vaslav Nijinsky.



Me gustaría morir de una manera rápida y fácil, sin perder mis facultades mentales, porque no hay nada más horrible que perder la cabeza”, dijo el bailarín, coreógrafo y actor ruso, de 69 años, que estará en el Teatro Nacional de Cataluña desde mañana y hasta el 2 de julio con esta pieza dirigida por Bob Wilson.



Letter to a man está basada en los diarios del famoso bailarín de los ballets rusos de principios del siglo XX, y que fue el intérprete masculino más celebrado de su época antes de verse arrastrado por una enfermedad mental.



Baryshnikov aseguró que el libro de Nijinsky le fascina desde hace tiempo por “la honestidad” con la que el autor “abre su alma”. La puesta en escena es “una adaptación” que “no busca narrar la vida del bailarín”, sino que se centra en el texto y en “la relación del artista con Dios, con la danza, con su amante, con su bisexualidad y con sus convicciones pacifistas”.
No es una pieza de danza —aclaró—, sino una pieza teatral en la que utilizo el lenguaje del cuerpo para reflejar las palabras del texto de Nijinsky. No imito a Nijinsky, interpreto sus palabras.”


De hecho, Baryshnikov lleva ya un tiempo “apartado de los proyectos de danza”, porque a su edad cree más adecuado dedicarse a la producción de obras para otros bailarines o a interpretar piezas “como esta, más teatrales”.



La versión de Wilson combina la interpretación de Baryshnikov con los fragmentos del texto grabados y la música de Tom Waits, Bob Dylan, Arvo Pärt, Henry Mancini y el compositor futurista ruso Alexander Mosolov.



Baryshnikov aparece en escena con la cara pintada de blanco y vestido con frac, atuendo “que el autor utilizó cuando se casó con su esposa y que en esta obra hace referencia al matrimonio del artista con su arte, con Dios, con la vida, con la paternidad y con el pacifismo”.

No se trata de teatro sicológico, sino expresionista, con una puesta en escena muy formal y estilizada”, añadió.



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