lunes, 9 de abril de 2018

Dolores Castro: Entre poesía y series turcas


Por: Virginia Bautista

Enamorada de la vida, la poeta, ensayista y crítica literaria Dolores Castro Varela (1923) llega a sus 95 años, que cumplirá el próximo jueves, con la fe puesta en los jóvenes y la esperanza de que habrá un cambio en México.

No creo en la muerte, sino en la vida. Nada muere. La vida es perdurable”, afirma con voz fuerte y moviendo las manos con vehemencia la escritora hidrocálida cuya madre murió a los cien años y medio.


Siempre he estado enamorada de la vida, por eso he vivido tanto. Me da un gusto enorme estar viva. He tenido enfermedades, pero creo que si Dios me ha dado una vida tan larga será para algo. Y trato de vivir estos años con los ojos bien abiertos, y la posibilidad de entender qué ocurre en el mundo”, comenta.

En entrevista para Excélsior, en la casa de Lomas de Sotelo que habita desde hace 65 años, rodeada de los libros de su bisabuelo, de plantas y sus recuerdos, Castro evoca a su madre y a sus cinco hermanas, la mayoría longevas, y a su esposo y padre de sus siete hijos Javier Peñalosa.
He tenido una vida plena. Doy gracias infinitas de que aún puedo leer y escribir, por eso me operé de los ojos y me atiendo para seguir caminando, aunque ya pierdo un poco el equilibrio debido a que no escucho bien”, detalla quien en 2014 fue reconocida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área de Lingüística y Literatura.
Quien estudió Leyes y Letras en la UNAM, y un posgrado en Estilística e Historia del Arte en la Complutense de Madrid, lee el periódico, escucha noticieros televisivos, se apasiona por las series turcas de Netflix, acude puntual a sus citas de acupuntura con el médico chino Gu Yin y continúa dando en su casa un taller literario que empezó hace 20 años. Le dice sí a la vida.

Me gusta enterarme de las noticias. Por la televisión uno ve las más recientes, no las mejores. A veces es cierto que una imagen vale más que mil palabras, pero depende de la imagen y de las palabras”, agrega.
La autora de los poemarios El corazón transfigurado (1949) y Sombra domesticada (2013) explica que lee sobre todo poesía. “Antes leía muchas novelas y ensayos, pero ahora no tanto porque los ojos se me cansan. Pero estoy al tanto de qué mujeres escriben, qué movimientos hay, como ese de Mujeres del País de las Nubes. Hay muy buenos autores japoneses y españoles. Y trato de escribir también”, añade.

En cuanto a su afición por la plataforma de televisión de paga Netflix, la integrante del grupo Ocho Poetas Mexicanos —formado por Rosario Castellanos, Efrén Hernández, Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Honorato Ignacio.

Margaloni, Octavio Novaro y Javier Peñalosa— indica que es la forma de pasar un rato con su hija.

Me encantan las series turcas, porque uno ve ahí todavía una forma de vivir en familia, con responsabilidad y una gran inspiración hacia la honradez. Pero necesito que las películas tengan subtítulos, por eso veo poco las cintas mexicanas”, apunta la Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2013.

 UN MUNDO LOCO

Después de haber sido testigo de los grandes sucesos históricos del siglo XX mexicano, el Villismo, la Guerra Cristera, el Cardenismo, la educación socialista, la emancipación femenina, la matanza de estudiantes en 1968 y la transición democrática, Dolores Castro piensa que es difícil entender al mundo actual porque “está más loco que nunca”.

Dice que le da tristeza escuchar diariamente la cifra de tantos muertos, tener que despertarse con esas noticias. “¿Por qué las personas mueren tan fácilmente ahora? Porque hay muchas armas y éstas son algo completamente nuevo. En 1968, por ejemplo, muchos pensaban que las protestas de los jóvenes iban a terminar en una revolución; pero eso era imposible, pues las únicas armas que había las tenía el Ejército. Ahora cualquier niño puede llevar un arma a la escuela y hacer tontería y media”.

Maestra y formadora, durante 50 años, de varias generaciones de escritores y comunicólogos en la UNAM, la Universidad Iberoamericana, la Escuela de Periodismo Carlos Septién y la Escuela de la Sogem, Castro ratifica su fe en los jóvenes.
Yo creo en los muchachos de ahora. Su solidaridad se vio tras el terremoto del pasado 19 de septiembre. Salieron a las calles sin pensarlo, respondieron muy bien. Por eso, el principal consejo que les doy es que lean, porque la lectura es una forma de diálogo de los escritores con gente que tiene conciencia”.
La poeta se siente joven a sus 95 años. “El alma no envejece. Dicen que el cerebro, como la piel, tiene arrugas. Creo que por esas arrugas a veces se me olvidan las cosas. Pero, por fortuna, Dios me dio la claridad de inteligencia, la capacidad de recordar lo que he leído, por eso estoy muy feliz”.

Activa, doña Dolores adelanta que está escribiendo un nuevo poemario, que se titulará El huésped, en el que reunirá 20 textos. “El huésped es el poema mismo que te habita. Muchas veces, a media noche, te despiertas y tienes las imágenes de ese poema. Si no te levantas y lo escribes inmediatamente, se escapa y no vuelve. Para cada poema imaginé dos líneas, una de lo que es y otra de lo que debería ser, la realidad y el sueño, o la imaginación que busca lo que podría haber sido”.

La escritora, quien rechaza escribir su autobiografía, porque piensa que el Yo es “una figura chocante”, también planea cumplir con la responsabilidad ciudadana del voto el próximo 1 de julio.

Voy a votar por López Obrador, me parece que tiene la experiencia de haber sido derrotado de mala manera, de haber luchado desde hace 12 años contra todas las trampas que se imponen en la vida y ha recorrido toda la República. Tiene conciencia y buenas intenciones”, concluye.

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