viernes, 13 de abril de 2018

Julio Patán pondera sentido del humor delirante y exquisito de Pitol



Por Juan Carlos Castellanos C.

La muerte del narrador y traductor Sergio Pitol, este jueves a los 85 años en la ciudad de Xalapa, Veracruz, tras perder la lucha contra la afasia primaria que padecía desde hace tiempo, sorprendió al escritor Julio Patán, quien externó que la noticia le cayó “fuerte y muy pesada”.

Entrevistado por Notimex en el marco de la promoción que hace de “Cuba sin Fidel”, su reciente libro, el periodista cultural comentó que desde hace muchos años lee a Pitol con enorme gusto y se dijo su admirador “por tener uno de los sentidos del humor más delirantes y exquisitos de la literatura mexicana”.

A esas cualidades que reconoce en la obra y personalidad del poblano, Patán añadió que tuvo una sofisticación no pretenciosa como autor que pocas veces se encuentran en la tradición literaria nacional, y sobre todo, ponderó el carácter de traductor que siempre se advirtió en la labor multifacética del autor.

En ese sentido puso en relieve las traducciones de otras literaturas hacia la mexicana, en el sentido ensayístico de la actividad y externó emocionado que “Sergio Pitol es, porque sus libros ahí están y estarán por siempre, una fuerza cultural y literaria extraordinaria. Además, como persona, un gran tipo”.

Dijo haber “conocido bien” al autor de “Infierno de todos” (1965), “Los climas” (1966), “No hay tal lugar” (1967), “Del encuentro nupcial” (1970), “El tañido de una flauta” (1972), “Nocturno de Bujara” (1981) y “Juegos florales” (1982), así como al ganador, en 1984, del Premio Herralde de Novela con “El desfile del amor”, obra que le dio fama.

“Convivimos en muchas conferencias, ferias del libro y cenas con amigos comunes; fue generoso al compartir sus conocimientos, cálido al platicar con otros y muy divertido al escribir”, recordó Patán, y evocó un paseo con Pitol y Margo Glantz, una mañana de charla en Bogotá, Colombia. “Su pérdida es muy sensible”, enfatizó.

El entrevistado expresó que para México es un enorme pérdida cultural y para él, en lo personal, un acontecimiento muy triste. Consecuentemente lo definió en pocas palabras: “generoso, como amigo, como ciudadano comprometido con las causas sociales y como personaje inmerso en el ámbito cultural del país”.

Respecto a las enseñanzas que Pitol pudo haber dejado en él, explicó que algo absorbió de la falta de solemnidad para escribir y de su falta de miedo para decir las cosas, así como su capacidad para no tener agenda y por no mezclar géneros literarios. "Espero haber aprendido algo de ese gran personaje”, externó.


NTX/JCC/IAM

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